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Esta semana compartimos el Bar Mitzvá de Agustín Lichtensztein
- 28 julio, 2016
- Category: Bnei Mitzvá Sin categoría

Dios establece un pacto de paz con Pinjas y con sus descendientes, otorgándole el sacerdocio eterno por cuanto mostró su inquebrantable empeño en defender la legislación de Dios, logrando la expiación para los hijos de Israel.
Dios ordena censar a toda la comunidad de los hijos varones de Israel que estén por encima de los 20 años, aptos para el ejército de Israel, para efectos de heredar la tierra, el cual arroja un total de 601.730 personas. La tierra sería repartida al azar, y el tamaño del territorio sería de acuerdo al número de censados de la tribu.
De otra parte se nos relata cómo las cinco hijas de Tzelofjad, solicitan a Moshé la parte de la tierra que les corresponde, al no haber hermanos varones que la hereden. Moshé lleva la causa de estas mujeres ante Dios, quien no sólo advierte la legitimidad de la pretensión, sino que además explica que ante la ausencia de un hijo hombre en la línea de sucesión, se debe pasar la heredad a la hijas; de no haberlas, hereda el hermano del difunto y en su defecto a los tíos paternos, para finalmente heredar, en ausencia de todos los anteriormente citados, los parientes más cercanos por parte de padre. Todo esto es en cuanto a la herencia de tierra cuando fuera repartida.
Así mismo, Dios le ordena a Moshé subir al monte Habarím para que contemple la tierra prometida y le hace saber que su muerte está próxima. Moshé se preocupa de que Dios designe un líder para que lo suceda, y lleve a su pueblo a la tierra prometida: Dios manifiesta su escogencia en la persona de Yoshua Bin Nun, a quien debía presentar ante Elazar y ante toda la congregación.