Noticias
JANUCA: UN POCO DE SU HISTORIA
- 11 diciembre, 2017
- Category: Comunidad Últimas noticias Nivel Inicial Últimas noticias Nivel Primario Últimas noticias Templo

Adaptación de “Una invitación a Januca” material de la Comunidad Israelita de Santiago
En el año 323 a.e.c., la dinastía seleúcida, proveniente de Siria, tomó el control de la tierra de Israel. En un principio no existieron dificultades. Mientras se pagaran los impuestos y se ofreciera lealtad al gobierno, se permitía una cierta autonomía religiosa y cultural. Pero al poco tiempo, comenzaron a presentarse los primeros problemas.
Los sirios traían a la tierra de Israel, la cultura griega. Una cultura pagana que ponía el énfasis en la estética antes que en la ética; en la belleza y fortaleza física antes que en los valores espirituales y morales. La helenización proponía una forma de vida incompatible con la forma de vida judía. Sirios helenizados y judíos debían convivir. Algunos judíos, sobre todo los de la clase alta, comenzaron a sentirse atraídos por la cultura extranjera, mientras una mayoría permanecía fiel a su judaísmo. Comenzaba la asimilación.
A partir del año 169 a.e.c, el Rey Antiocus IV decidió acelerar la helenización del semi-autónomo estado judío. Para ello construyó una polis griega en Jerusalem. Se estableció el culto pagano en el Templo, realizándose sacrificios de cerdos en el altar; se prohibió el estudio de la Tora, la observancia de l Shabat y la circuncisión.
Los judíos fieles a su fe, se vieron ante la disyuntiva de helenizarse o resistir. Muchos prefirieron el martirio. Otros decidieron luchar activamente.
En el año 167 a.e.c. los griegos entraron a Modiin, un pequeño poblado cerca de Jerusalem. Un sacerdote llamado Matitiau, de la familia de los Jasmoneos, decidió comenzar a defender la identidad de su pueblo, iniciando una revuelta militar a la cual se fueron adhiriendo otros judíos que deseaban vivir de acuerdo a las leyes de la Tora.
Matitiau murió poco tiempo después y siguió liderando al grupo su hijo Iehuda Macabi. Fue él quien organizó la guerrilla. Quiénes eran los que luchaban? Un puñado de campesinos desarmados, pobres e incultos. El estrato más bajo y vulnerable de la sociedad. Todos luchando contra un ejercito profesional organizado.
Pasaron dos años de cruentas luchas. Finalmente Iehuda y sus hombres entraron victoriosos al Gran templo de Jerusalem. Destruyeron el altar y los utensilios profanados y construyeron unos nuevos . El 25 de Kislev del año 165 a.e.c. encendieron por primera vez en muchos años, la Menorá. Una vez construido y reinaugurado el templo, festejaron durante ocho días.
¿Por qué el festejo?
Januca nos relata con su historia una serie de sucesos “milagrosos”: un grupo de campesinos luchando contra un ejército organizado; el triunfo de los pocos contra los muchos, de los débiles contra los poderosos, de los piadosos contra los impíos. Finalmente el último milagro, el del restablecimiento de la soberanía nacional judía. Pero, la historia continua y apenas 200 años después el templo fue destruido en manos de los romanos.
Sin embargo los rabinos que escribieron la Guemará quisieron fijar y reforzar la festividad. Ellos querían que los valores de Januca no se perdieran, que adquirieran una trascendencia eterna mas allá de las vicisitudes históricas. Por eso le agregaron un contenido espiritual y duradero: el milagro del aceite.
Los rabinos del Talmud se preguntaron: ¿Qué es Januca? Y se respondieron diciendo: “El 25 de Kislev comienzan los días de Januca. Son 8 días. Cuando los griegos entraron al templo profanaron todo el aceite almacenado allí. Luego que los Jasmoneos establecieron su poderío, buscaron y encontraron sólo una vasija de aceite con el sello del Sumo Sacerdote intacto. El aceite alcanzaba para un solo día. Y ocurrió un milagro, el aceite duró 8 días, tiempo suficiente para la fabricación del nuevo. Este es el milagro de Januca. El milagro que fija, corrobora y eterniza todos los demás milagros. De aquí proviene el segundo nombre de Januca, Inauguración. Jag Hurim, festividad de las luminarias. Y es por este milagro que encendemos nuestras janukiot cada noche durante ocho días de Jánuca.
La historia nos enseña que la tensión entre lo particular y lo universal está siempre presente. En nuestra sociedad hay libertad de culto, facilita nuestra identidad; pero también es fácil asimilarse.
En este sentido Januca realza el enfoque de preguntarnos constantemente; dónde y cómo nos ubicamos con respecto a la cultura mayoritaria. El milagro de la supervivencia del pueblo en la adversidad nutre así, al milagro de nuestra supervivencia educando bajo los valores de nuestra tradición y nuestros ideales.
Jag Hurim Sameaj
Rab. Lic. Sarina Vitas
La braja 1 y 2 se dice todas las noches. La 3 sólo se agrega el 1er día.
Las velas se encienden despues de la caída del sol, excepto shabat!
Bendición #1
Baruj ata Ado-noi Elo-heinu melej ha-olam, Asher kid-shanu be-mitzvo-sav, Ve-tzi-vanu le-had-lik ner shel Januca.
Bendito eres Tú, Dios nuestro, Rey del universo, que nos ha santificado con Sus preceptos y nos ha ordenado encender la vela de Januca.
Bendición #2
Baruj ata Ado-noi Elo-heinu melej ha-olam, She-asa ni-sim la-avo-seinu, Baia-mim ha-hem baz-man ha-ze.
Bendito eres Tú, Dios nuestro, Rey del universo, que realizó milagros para nuestros antepasados, en aquellos días, en esta época.
Bendición #3
Esta bendición se dice sólo la primera noche.
Baruj ata Ado-noi Elo-heinu melej ha-olam, She-he-je-ianu ve-ki-imanu Ve-hi-gi-ianu laz-man ha-ze.