A los dos años al jugar y asumir diferentes roles, los chicos aprenden. El juego dramático los ayuda a comprender su entorno. Por eso, a lo largo de estas semanas las morot de los Shemesh, crearon en la sala diferentes escenarios lúdicos para presentar situaciones de la vida cotidiana: en una cocina, en un baño, o en el dormitorio, los chicos prueban, conocen y elaboran rutinas con muñecos y accesorios que enriquecen las propuestas.