Noticias
En el principio creó Di-s los cielos y la tierra.- Y dijo Di-s: Sea la luz; y separó la luz de las tinieblas.
Y dijo Di-s: Haya expansión en medio de las aguas, y sepárense las aguas.
Y dijo Di-s: sepárense las aguas de lo seco.
Y separó Di-s el shabat de los días comunes.
Y separó Di-s los animales limpios (kasher) de los impuros (taref).
Y separó Di-s a Jacob de entre los demás pueblos y lo llamó Su pueblo.
Y separó Di-s a Aarón y a sus hijos para ser ungidos como sacerdotes consagrados a Su servicio en el Beit Hamikdash; y estableció para el Cohen Gadol normativas, en más que para el resto de la población.
Esta normativa pautaba para el Sumo Sacerdote cinco requisitos para ser apto para la función designada:
Tener Sabiduría como requisito más importante.
Tener buena presencia, por cuanto lo consagrado a Di-s debe ser lo mejor en todos los aspectos.
Tener fuerza física (entiéndase como “capacidad”) por cuanto debía ser capaz de realizar todo el servicio de Iom Kipur aún en ayuno.
Poseer riqueza.
Tener edad suficiente como para haber el adquirido experiencia y conocimiento para bien aconsejar a quienes lo requirieran.
Luego de ungido, debía llevar una vida ejemplar libre de toda mancha, en resumen: ser perfecto ante Di-s, lo que le permite resultar la figura más destacada ante el Creador y por ende, ser el único autorizado a ingresar al Lugar Santísimo e interceder ante el Supremo hacedor, por sí mismo, por su familia y por toda la comunidad de Israel, pero tan solo una vez al año, en el día de Iom Kipur.
¿A qué conduce lo antedicho?
La separación que hemos visto, más muchas otras que conforman la historia de nuestro pueblo, hacen –paradójicamente- establecer una unidad (klal Israel) con identidad propia y única a la que pertenecemos y tenemos, por lo tanto la posibilidad de “hablar” con nuestro Creador en tanto hagamos el máximo esfuerzo en lograr la condición de santidad que nos permita estar limpios de mente y de corazón.
El Dr. Jorge Tartaglione ha escrito un libro cuyo título es “EL CEREBRO QUE LATE” – El misterioso diálogo entre el corazón y el cerebro – en el que se demuestra la indudable interacción entre ambos.
El libro de Dvarim 6:5 enuncia la oración del SHMÁ y a continuación desarrolla: “Y amarás a Adonay tu Di-s de todo tu corazón, y de toda tu alma y de todas tus fuerzas”; de tal manera que debemos pensar nuestros pensamientos para que envíe a nuestro corazón sentimientos limpios y puros haciéndolo apto para relacionarse con nuestro Di-s.
Quiera Di-s que tengamos la fortaleza de ser ladrillos de las columnas que sustentan a Israel:
TESHUVÁ, TEFILÁ, TZEDAKÁ
¡Shabat Shalom! David Sures