Desde el gran diluvio de Noé, tenemos presente en cada una de nuestras decisiones el libre albedrío.
Cada acción realizada tiene una consecuencia, y nosotros somos los responsables.
En parasha Ki Tabo esto queda muy claro, ya que está en nuestras manos elegir la bendición o la maldición, y las herramientas para encarar un camino o el otro, son las mismas, solo depende que sepamos elegir lo correcto.
En este proceso de reflexión, a pocos días de llegar a los Iamim Noraim, tenemos que elegir, hacernos cargo y tomar las riendas de nuestro propio camino, teniendo en claro siempre que la dirección a seguir tiene que ser la de la braja, la bendición.