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Liiderazgo en hebreo de dice manigut, que significa conducir, mover gente.
Según la definición de Abraham Infeld “…sí uno es un líder y deja a su gente donde estaba cuando empezó, uno no los lideró. El propósito de los líderes es mover gente. Se los puede mover físicamente, ideológicamente, espiritualmente o psicológicamente, pero sí uno no los movió, entonces no los lideró…”
Si buscamos en nuestra historia a líderes que hayan querido mover a nuestro pueblo, vamos a encontrar distintos tipos de personas con distintas motivaciones que por supuesto generaron diferentes resultados.
Están aquellos líderes cuya motivación fue su propio beneficio y engrandecimiento como leemos en esta parashá con Koraj cuando se rebeló contra Moshé e instó a la gente a volver a Egipto, o Shabetai Tzvi, el falso Mesías que terminó convirtiéndose al Islam por temor a perder su vida. Y están aquellos líderes como Moshé o los profetas quienes estaban motivados por una fe profunda en la transformación de los hombres y en el desarrollo y mejoramiento de la humanidad.
Parashat Koraj, entre tantas cosas, nos enseña que no alcanza con creerse líder y proclamarse como tal, sino que es necesario demostrar con acciones que uno es capaz, que uno está a la altura de las circunstancias.
Que podamos siempre convertirnos en líderes o seguir a los que realmente nos lleven a un lugar mejor y que tengamos la capacidad de tomar la posta del liderazgo de nuestras vidas.
¡Shabat shalom!