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¿Cuántas veces escuchamos a la gente quejarse por los problemas cotidianos? ¿Cuánto tiempo perdemos quejándonos de los problemas en vez de buscarle soluciones?
En esta Parashá aprendemos lo importante que es ser proactivo. La proactividad es la actitud de una persona a tomar la iniciativa en el desarrollo de acciones creativas y audaces para generar mejoras.
Yosef se encontraba prisionero en Egipto. Había sido vendido por sus hermanos, engañado por la esposa de Potifar y olvidado por dos años por el jefe de los coperos.
La suerte estuvo de su lado cuando el faraón tiene dos sueños que nadie pudo interpretar. El jefe de los coperos recordó a aquel prisionero que interpretó su sueño y Yosef fue llevado a ver al faraón.
El faraón le cuenta los sueños de las vacas flacas y las vacas gordas, y las siete espigas delgadas y siete espigas gruesas.
Acá no sólo Yosef interpreta correctamente los sueños del faraón sino que actúa proactivamente al decirle “Ahora el faraón debe buscar un hombre con perspicacia y sabiduría, y ponerlo a cargo de Egipto”.
No sólo le estaba mostrando el problema, los siete años de hambruna, sino que se animó a sugerirle al mismísimo faraón los pasos a seguir.
Y así como Yosef actuó proactivamente nosotros debemos imitarlo.
¿Cuántas veces en nuestras kehilot nos quejamos por alguna cosa? ¿Somos acaso ajenos a nuestro entorno que no podemos comprometernos a solucionar lo que criticamos?
Ser proactivo no significa estar sugiriendo soluciones a todo momento. Implica saber cuándo y a quién darlas. Anticiparse a la solución cuando aún el problema pudo no haber comenzado.
Cuando el Segundo Templo fue profanado por los griegos y ya no quedaba aceite suficiente para una semana, hubo alguien que actúo proactivamente y sugirió encender igual la Menorá.
Hubo un problema, todos los vieron, que fue la falta de aceite. Pero hubo uno que fue proactivo y sugirió que la luz de nuestra tradición siga encendida.
Dios después hizo el milagro. Recordemos como los Macabim y Yosef mantuvieron encendida nuestra luz. Ellos sufrieron inconvenientes y los resolvieron.
Si nosotros tenemos tiempo de ver los problemas, también lo tenemos para encontrar su solución.
Shabat Shalom,
Lucas Fisbein