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Cuando vamos a trabajar, salimos a comer o vamos a una fiesta, solemos vestirnos para la ocasión. La ropa muchas veces habla por nosotros y la primera impresión que nos llevamos de la gente a veces está ligada a cómo está vestida.
Y también muchas veces, nos dejamos llevar por ese diagnóstico y no podemos ver que hay debajo de esas prendas.
En Tetzave, la parashá de esta semana, se da con lujo de detalle como el Cohen HaGadol, el sumo sacerdote, debía ir vestido, y como podemos imaginarnos por el gran rol que ocupaba, tenía un imponente conjunto de lino integrado por una túnica, pantalones, un turbante y una joyería de oro y piedras preciosas.
También nos cuenta sobre los vestidos que debían llevar los Cohanim, los sacerdotes, en este caso, los 4 hijos de Aaron.
Próximamente vamos a estudiar sobre lo que sucede con dos de sus hijos, Nadav y Abihu, que, por querer sobresalir sobre el resto del pueblo, terminan siendo castigados con la muerte.
Que lo exterior nunca empañe nuestra esencia, que podamos ver a través de lo material que nos cubre, que seamos capaces de poder mirarnos a los ojos sin importar nuestros disfraces.
Que en este Shabat podamos aprender del relato de la Torá y seguir corrigiendo nuestro mundo.
¡Shabat Shalom!